Cuando era chica pensaba que ser grande era poder ir al quiosco y comprarme lo que quiera, cenar milanesa con pure todos los dias. En mi adolescencia pensaba que ser grande era poder salir todos los dias, no tener que decir a donde voy, con quien voy y a que hora vuelvo.
Resulta que ser grande es trabajar 8 horas de lunes a viernes, cobrar un sueldo, sueldo que apenas toca la cuenta ya empiezan todos los buitres de los servicios, alquiler, expensas, tarjetas de crédito a cobrarse, como si esperaran entre las sombras a que se acredite el sueldo, sueldo que me llevo todo un mes ganar, desaparece en segundos, parecido a cuando estas dos horas cocinando y en 10 minutos te comiste la cena.
Ahora si voy al quisco no puedo creer que un alfajor salga $400.- y un chocolate $1.000.- y pienso con esa plata me compro 1/4 de helado, cenar todos los dias milanesas con pure no es posible, primero porque hacer pure, hervir la papa, etc, lleva tiempo y no siempre estoy con las ganas de ponerme a pelar papas una hora antes de la cena, ni hablar si hay que preparar las milanesas de cero, deja, las compro hechas y tambien porque ya me preocupa el colesterol y que den bien los chequeos anuales.
¿Salir todos los dias? jajajajJAJJAJAJA ni ganas, ni sueldo que alcance. El jueves me junte con amigues y tome dos copas de vino, termine con dos dias de migraña, ni siquiera es que me la di en la pera, tome dos copas de vino con la cena y quede dos dias en cama. No salgo todos los dias, aviso siempre a donde voy y con quien voy por las dudas, por miedo, que me pase algo y al vivir sola nadie sepa donde estuve o quien quien estuve, comparto siempre la vuelta en el cabify con el grupo de mis amigas, aunque se que estan todas durmiendo.
Me siento un poco estafada, como que no lei la letra chiquita del contrato, donde implicaba trabajar, que trabajar te agote para después hacer cosas, que cuando haces cosas tu cuerpo te pase factura porque no tenes 20.
Entonces crecer es una trampa, creo que la próxima trampa será la jubilación, que me la imagino viviendo con amigas en una casa en Mendoza, mi idea era merendar vino con quesitos, pero por las migrañas ya tuve que dejar el vino.
